<>
jquery carousel by WOWSlider.com v8.7.1m
 photo boton02JL_zpsckjnkuk9.png  photo boton03JAM_zpszktgxu2f.png  photo boton04EL_zpsbtaxdi2g.png  photo boton05MHB_zps1xzmlwqy.png  photo boton06MB_zpsld4fzufi.png

Yasmine Grasser - Édith Piaf formó pareja con su soledad (18/10/2015)

La autora ubicará que Édith Piaf fue el síntoma de una época. A ella, “vivir le era insoportable” y “enfrentó ese destino cantando al amor hasta sus últimas fuerzas, acompañada de numerosos partenaires”. Sin embargo, se localizará cómo no podía formar pareja con un hombre, a la vez que tampoco podía quedarse sola. Así, basculaba entre el Mr. Piaf del momento y los artistas que necesitaban de ella. Tras la muerte de Marcel Cerdan, “cuando la ilusión amorosa ya no suplía su soledad”, comenzó a recurrir al alcohol y a las drogas para continuar cantando. “Cantar para no morir”, ese será el sentido que tomará su síntoma desde pequeña. “Piaf le arrancó un grito a su desamparo, un llamado que fue oído” y al que su público respondió no dejando de acudir a la cita y perdonándole todo.

En Aun, Lacan afirmaba: “De la contingencia a la necesidad, éste es el punto de suspensión del que se ata todo amor”. Grasser situará que es sobre ese punto que se mantenía Piaf, sobre su síntoma. Es su metamorfosis sobre el escenario, eso que la transfiguraba, lo que Ferré supo articular al describirla como una voz “sombría y deliberadamente quebrada a la mitad, sublime y extrañamente triste en lo más alto” a la que “ella añade el gesto seguro y único”. Allí, “en lo más alto”, se trata entonces del “significante Uno como correlativo del existe el goce opaco al sentido”. Finalmente, en 1963, la “estrella que se consume en la soledad nocturna del cielo de Francia” (en palabras de Cocteau), esa que años atrás había confesado que moriría antes de no poder cantar más, sucumbiría a “la irrupción del acontecimiento de cuerpo” que ya había acallado a su voz. 

Laura Sokolowsky - La guerra, los cuerpos, la vida (2/4/2015)

Se trata de la exposición con la que participó de la presentación en la ECF del reciente libro El psicoanálisis a la hora de la guerra, compilado por M.-H. Brousse (Tres Haches, 2015). Siendo una de sus autoras, destaca que la obra pretende poner de relieve que “los efectos de la guerra son efectos de discurso”. Afirmará entonces que “la guerra es cuestión de cuerpos hablantes sometidos a significantes amos e insertados en el lazo social que, con Lacan, designamos discurso”.
Es así que retomará la idea actual respecto a que “hoy la guerra se aleja de la definición clásica de un enfrentamiento directo y declarado entre dos Estados enemigos” debido a que esas “formas convencionales del combate son alteradas por las tecnociencias”, y se preguntará: “¿se puede hacer la guerra en el ciberespacio?”.
Observará que, frente a este interrogante, deben contraponerse dos observaciones. Por un lado, “la voluntad de destrucción de los cuerpos inherente a toda guerra y que falta en la dimensión del ciberespacio. Por otro lado, el hecho de que la guerra “modifica la relación convencional con la muerte”, lo cual supone que, si “ la muerte se presenta como un saber imposible y la vida como un bien que nos protege poniéndola a un costado”, con la guerra “la muerte ya no se deja más desmentir”, tal como afirma Freud. La autora se preguntará entonces si la guerra no “ sería el sueño colectivo de alcanzar el saber absoluto, separándose de la vida de los cuerpos que son su soporte”, para finalmente sugerir que “destruir los cuerpos para imaginar lo real sería quizás el inconsciente de la guerra.


Éric Laurent - Se habla del cuerpo (2015)

Entrevista realizada con motivo de la Jornada 2015 del CPCT-París, en la que partirá de situar la paradoja que constituye la pulsión freudiana respecto a cómo es que lo que es del goce y lo que es del sistema del Otro se mantienen juntos. En este sentido, Lacan fue llevado a “reemplazar la pulsión freudiana por el lugar de la sustancia gozante, que va a ser finalmente el cuerpo mismo”, identificando así ello y cuerpo. Entonces retomará los desarrollos desplegados en su último curso en la ECF, “Hablar la lengua del cuerpo”, perspectiva de la última enseñanza de Lacan que supone ir “contra la perspectiva del primer Freud, que considera que el síntoma histérico habla espontáneamente, que el cuerpo habla”, lo cual será puesto en cuestión a partir del autismo del síntoma, versión Joyce: “eso no habla, eso goza”, goza sin hablar, fuera de sentido. Así, “el síntoma es en esencia silencioso”, y Lacan por lo tanto distingue al síntoma del síntoma histérico, destacándose que se requiere la operación del pasaje por el Otro para que el síntoma se ponga a hablar.  Nuestra práctica consiste en hacerlo hablar, pero “en una perspectiva de una palabra creacionista”.
Luego, puntualizará que “el cuerpo, cuando experimenta el goce, no puede captarse”, y que es por eso que Lacan hace del cuerpo un conjunto vacío. Pero, al mismo tiempo que se anota como conjunto vacío, el cuerpo es el lugar del Otro, la superficie de inscripción del goce como agujero. Asimismo, distinguirá al cuerpo que se goza – ubicándolo como goce “autista” –, del goce fálico, que viene a perturbar al cuerpo que se goza, y al que identificará como “goce de la palabra o del escabel”. Es la articulación de ambos regímenes lo que está en juego en la nueva lógica del goce, es decir, la articulación del fuera de cuerpo y del cuerpo.
Finalmente, se abocará a la cuestión del  tiempo acotado de los tratamientos en el CPCT, localizando que, lo que hay de particular en el movimiento lacaniano, es que “ Lacan es el primero en haber hecho del tiempo el real de la transferencia”, y que, en un momento dado, hizo prácticamente equivaler la función de la prisa y el inconsciente.

Yapa: accedé aquí al audio original de la entrevista, disponible en el sitio web de Radio Lacan

Jacques-Alain Miller - Pasión por lo nuevo (11/06/2003)

Extracto de una clase del curso “Un esfuerzo de poesía”, donde JAM sitúa que, en su elaboración del discurso analítico, Freud permaneció aferrado a una idealización del padre y dejó al analista preso de la función paterna, mientras que Lacan avanzó, haciendo surgir que el secreto del padre es su castración. Subrayará así cómo Freud, “queriendo desacralizar el orden social, sacralizó la impotencia de gozar y conservó la ley como deseable”, y cómo, cuando el psicoanálisis es despejado del padre y de su interdicción, “es el goce mismo el que hace agujero”. De este modo, “Lacan nos señala la vía de un psicoanálisis de la época del permiso a gozar, donde la hiancia intrínseca del goce ya no se ampara más en el padre”. Miller finalizará observando que, en la era post-paterna, esto abre para el psicoanálisis un campo “de la pasión por lo nuevo”, donde “cada analista se particulariza por la propia vía que solo a él le es abierta, la vía de su escapada.


Jacques-Alain Miller - Algunos problemas de pareja (17/06/2005)

Otra emisión de France Culture, en la que JAM se abocará a situar que “recurrir al análisis es introducir un partenaire suplementario en la partida que para usted se juega con un partenaire. Solo que no está tan claro saber quién es su verdadero partenaire. Y, en el análisis, lo que se descubre es que su verdadero partenaire es siempre lo que le es imposible de soportar. Su verdadero partenaire es su real, lo que resiste y que lo mantiene ocupado.” Localizará que, a veces, el verdadero partenaire puede consistir en los propios pensamientos que a uno lo persiguen, o tratarse del cuerpo que quiere salirse con la suya, o incluso de la imagen a la cual dedicamos toda nuestra atención y que concentra todo el dolor, aquella respecto a la cual la persona a la que se está ligado no hace sino vestirla. Destacará que es así cómo vemos aparecer en análisis lo que hace al verdadero fundamento de la pareja.
Así pues, nos ofrecerá dos viñetas clínicas donde ubicará cómo el análisis permitió alcanzar lo que era la base sintomática de la pareja. En una, a partir del surgimiento de un recuerdo infantil, se conmueve la posición de la sujeto sostenida en un “nadie pagará por mí”, y nace entonces un deseo que hace tambalear el contrato matrimonial basado en el síntoma. En la otra, la sujeto descubre que la palabra injuriante de su marido es el nudo mismo de su goce y que esta pareja infernal conmemora el síntoma del padre: la estigmatización. 


Y otra yapa: aquí puede escucharse el audio original

Jacques-Alain Miller - La invención del partenaire (16/06/2005)

Participación de JAM en una emisión de France Culture en 2005, en la que partirá de situar que en la especie humana no hay instinto que lo dirija hacia el partenaire que le corresponde. En cambio, hay funciones mucho más complicadas: el deseo, el goce y el amor, y ellas no convergen hacia el partenaire que sería el apropiado. Se abocará entonces a cada una de estas tres nociones.
Diferenciará el deseo del instinto, en tanto que el deseo no sabe, es él mismo una pregunta, es intermitente, y puede desplazarse, marchitarse o reducirse con el tiempo. Fundamentalmente, el deseo no es solo cosa de uno: está vinculado al deseo del Otro al que se dirige, y de muchas maneras. Enunciará entonces que “el deseo es un lazo, una relación ultrasensible al signo del Otro”. Del lado del goce, afirmará que en ese nivel no se tiene partenaire humano sino un partenaire esencial a-humano. Hay una exigencia sin descanso, una demanda imperativa, absoluta, insaciable, que solo busca realizarse por medio de algo que le permite al cuerpo gozar de sí mismo. Entre el goce y el deseo, está el amor, que “permite creer que todo esto se sostiene junto: de un lado, el partenaire sexual que precisa el deseo, del otro, el partenaire a-humano que precisa el goce”. El amor permite creer que no se trata sino de uno solo, e incluso que ud. con su partenaire se vuelve uno.
El modo en que se combinan el deseo, el goce y el amor es singular de cada uno y depende del azar, ya que la relación sexual no está escrita en un programa por anticipado: se inventa. En lugar de esta fórmula que falta, está “la variedad imprevisible de la sexualidad humana; están los encuentros del amor, las repeticiones del deseo, los traumatismos del goce”. Y hay una lógica en funcionamiento: el modo en el que cada uno se las arregla con esta ausencia de programa, que no es nunca sin un cierto fracaso, es decir, con un síntoma. “Hacer un psicoanálisis es cernir, despejar, aislar, el modo en el que ud. encontró el enigma sexual. Es esclarecer el modo en el cual su inconsciente interpretó ese enigma y encontrar una mejor manera de hacer con él.

Una yapa: aquí puede accederse al audio original.

© Copyright 2015. Website by Way2themes - Published By Gooyaabi Templates