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Jacques-Alain Miller - Algunos problemas de pareja (17/06/2005)

Otra emisión de France Culture, en la que JAM se abocará a situar que “recurrir al análisis es introducir un partenaire suplementario en la partida que para usted se juega con un partenaire. Solo que no está tan claro saber quién es su verdadero partenaire. Y, en el análisis, lo que se descubre es que su verdadero partenaire es siempre lo que le es imposible de soportar. Su verdadero partenaire es su real, lo que resiste y que lo mantiene ocupado.” Localizará que, a veces, el verdadero partenaire puede consistir en los propios pensamientos que a uno lo persiguen, o tratarse del cuerpo que quiere salirse con la suya, o incluso de la imagen a la cual dedicamos toda nuestra atención y que concentra todo el dolor, aquella respecto a la cual la persona a la que se está ligado no hace sino vestirla. Destacará que es así cómo vemos aparecer en análisis lo que hace al verdadero fundamento de la pareja.
Así pues, nos ofrecerá dos viñetas clínicas donde ubicará cómo el análisis permitió alcanzar lo que era la base sintomática de la pareja. En una, a partir del surgimiento de un recuerdo infantil, se conmueve la posición de la sujeto sostenida en un “nadie pagará por mí”, y nace entonces un deseo que hace tambalear el contrato matrimonial basado en el síntoma. En la otra, la sujeto descubre que la palabra injuriante de su marido es el nudo mismo de su goce y que esta pareja infernal conmemora el síntoma del padre: la estigmatización. 


Y otra yapa: aquí puede escucharse el audio original

Jacques-Alain Miller - La invención del partenaire (16/06/2005)

Participación de JAM en una emisión de France Culture en 2005, en la que partirá de situar que en la especie humana no hay instinto que lo dirija hacia el partenaire que le corresponde. En cambio, hay funciones mucho más complicadas: el deseo, el goce y el amor, y ellas no convergen hacia el partenaire que sería el apropiado. Se abocará entonces a cada una de estas tres nociones.
Diferenciará el deseo del instinto, en tanto que el deseo no sabe, es él mismo una pregunta, es intermitente, y puede desplazarse, marchitarse o reducirse con el tiempo. Fundamentalmente, el deseo no es solo cosa de uno: está vinculado al deseo del Otro al que se dirige, y de muchas maneras. Enunciará entonces que “el deseo es un lazo, una relación ultrasensible al signo del Otro”. Del lado del goce, afirmará que en ese nivel no se tiene partenaire humano sino un partenaire esencial a-humano. Hay una exigencia sin descanso, una demanda imperativa, absoluta, insaciable, que solo busca realizarse por medio de algo que le permite al cuerpo gozar de sí mismo. Entre el goce y el deseo, está el amor, que “permite creer que todo esto se sostiene junto: de un lado, el partenaire sexual que precisa el deseo, del otro, el partenaire a-humano que precisa el goce”. El amor permite creer que no se trata sino de uno solo, e incluso que ud. con su partenaire se vuelve uno.
El modo en que se combinan el deseo, el goce y el amor es singular de cada uno y depende del azar, ya que la relación sexual no está escrita en un programa por anticipado: se inventa. En lugar de esta fórmula que falta, está “la variedad imprevisible de la sexualidad humana; están los encuentros del amor, las repeticiones del deseo, los traumatismos del goce”. Y hay una lógica en funcionamiento: el modo en el que cada uno se las arregla con esta ausencia de programa, que no es nunca sin un cierto fracaso, es decir, con un síntoma. “Hacer un psicoanálisis es cernir, despejar, aislar, el modo en el que ud. encontró el enigma sexual. Es esclarecer el modo en el cual su inconsciente interpretó ese enigma y encontrar una mejor manera de hacer con él.

Una yapa: aquí puede accederse al audio original.

Éric Laurent - Goce y radicalización (17/07/2015)

En este texto, Éric Laurent retoma la conversación de una mesa plenaria de PIPOL 7 sobre “Radicalización”, respecto al lugar del discurso del psicoanálisis frente a estos fenómenos. Se destacará el fracaso de los discursos de la psicología y la sociología para caracterizarlos, indicando en cambio que “el psicoanálisis es el que aborda un real, más allá del punto en el que los discursos establecidos no logran situar el lugar de los fenómenos. Lo abordamos como un punto en el que se anuda la problemática de la religión como máquina de producir sentido, pero sabiendo que tiene en su corazón un punto de sinsentido, fuera de sentido”. En relación a esto, propondrá discutir la expresión “vengar mi vida” empleada por los jóvenes que se sacrifican, resaltando que se trata también de “restituirle el sentido”, lo cual está en el corazón del dispositivo religioso. Se abocará entonces a la cuestión del goce de quien se autodestruye, como aquel que le permite al sujeto unirse a “un mundo en el que el ideal del yo empalidece ante el ascenso al cénit del objeto a”. Es decir, se trata aquí de “una alteración particular de los ideales que no se sostiene sino por un empuje a gozar”. Más tarde, situará que el operador que da sentido no es solo la verdad, es también el tiempo, determinante en nuestra relación a lo real. El tiempo judío, el cristiano y el musulmán revelan modos muy distintos de estar sumergido en el Ser y, especialmente, relaciones distintas al tiempo, que en el islam se especifican como una del “retorno al origen”. Finalmente, observa que dicha dimensión debe ser puesta en relación y distinguida respecto a “los efectos específicos de la radicalidad del Uno del islam”.

Jacques Lacan - Respuesta a una pregunta de Marcel Ritter (26/01/1975)

En una Jornada de Carteles en Strasbourg, M. Ritter interroga a Lacan respecto a lo Unerkannte, lo no reconocido, que encontramos en la Traumdeutung de Freud articulado a la cuestión del ombligo del sueño, punto insondable en el que se detiene toda posibilidad de sentido, y le pregunta si no podemos ver allí lo real. Lacan responderá, primero, definiendo lo real  como “lo que en la pulsión reduzco a la función del agujero, es decir, lo que hace que la pulsión esté vinculada a los orificios corporales”. Pero propondrá distinguir lo que sucede a ese nivel de lo que funciona en el inconsciente. Señalará, además, que lo Unerkannte es lo que Freud en otra parte designa como lo Urverdrängt, lo reprimido primordial, lo que se especifica por no poder ser dicho, por estar en la raíz del lenguaje. Que el ombligo del sueño sea un agujero, que sea el límite del análisis, tendrá para él evidentemente que ver con lo real: “es un real perfectamente denominable”, y se referirá a la función del ombligo como estigma, cicatriz en un sitio del cuerpo que hace nudo, y respecto a lo que “se encuentra el mismo desplazamiento ligado a la función y al campo de la palabra”. Destacará que lo Unerkannt debe entenderse como “lo imposible de reconocer”, lo que no puede decirse ni escribirse, lo que no cesa de no escribirse, “no hay nada más a extraer de ello”. Se trata de la “esencia del nudo” y es donde la pulsión se opacifica completamente. Asimismo, subrayará que toda la experiencia analítica no hace sino converger en demostrar que lo real se especifica por un imposible.
Luego, afirmará que “la mujer no es universalizable” y que, por lo tanto “no hay sino mujeres”, retomando su aseveración: “para el hombre, una mujer es siempre un síntoma”. Dirá que no cree que el síntoma-hombre tenga en absoluto el mismo lugar para la mujer, y que la relación de una mujer al inconsciente es diferenciable de la que tiene el hombre. Sostendrá que es a partir de que el ser humano está “en un campo ya constituido por los padres y que concierne al lenguaje”, que es preciso ver su relación al inconsciente, y que “no hay razón alguna para no concebirla como lo hace Freud: que hay un ombligo”, un punto de opacidad, que permitiría especificar al ser humano “como la sede de otro especial Unerkennung, es decir, no solamente un no reconocimiento, sino una imposibilidad de conocer lo que atañe al sexo”. Más adelante, adelantará que hay que distinguir al inconsciente como tal de la no relación sexual, y presentará a esta última disociada. Finalmente, anunciará que, si hay algo que Freud vuelve patente, es que el inconsciente resulta del hecho de que “el deseo del hombre es el infierno”.  


Éric Laurent - “El inconsciente es la política”, hoy (23/06/2015)

Tomando como punto de partida esta frase de Lacan comentada por Miller en una conferencia en Milán en 2002, puntualizará algunas reflexiones que se desprenden de dicha intervención, sosteniendo que éstas ya anunciaban sus desarrollos recientes en la presentación del próximo congreso de la AMP, en torno a la voluntad de Lacan de sustituir al inconsciente freudiano por el término de parlêtre.
Laurent afirmará que en aquel entonces Miller ya hacía hincapié en el inconsciente político, retomando la formulación de Lacan acerca de que “el Otro es el cuerpo”. El cuerpo como Otro encontrará todo su desarrollo en la última enseñanza. El enfoque por el parlêtre permite retomar el comentario de “el inconsciente es la política”, a partir del acontecimiento de cuerpo. “El cuerpo hablante viene siempre a oponerse al cuerpo del individuo. Habla y testimonia del discurso como lazo social que viene a inscribirse sobre el cuerpo.” Luego, refiriéndose a la relación al trabajo de la modernidad, subrayará que “el cuerpo sufriente no solo es transindividual, está también más allá de la dimensión psicológica”. Finalmente, situará que “la creencia en el acontecimiento de cuerpo implica que solo tenemos elección entre la debilidad de la creencia en el cuerpo y el imaginario agujereado que implica, y el delirio. Esta perspectiva clínica es, al mismo tiempo, altamente política. Limita las pretensiones del discurso del amo.


Jacques Lacan - El malentendido (10/06/1980)

Última clase de Lacan, previa a su encuentro en Caracas con quienes aquí llama sus “lacanoamericanos”. Dirá que “este seminario, lo sostengo menos de lo que me sostiene”, y que lo sostiene por el malentendido. “Soy un traumatizado del malentendido”, afirmará. “Traumatismo, no hay otro que el del nacimiento: el hombre nace malentendido”. Analogará el inconsciente al malentendido, indicando que la hazaña del psicoanálisis es explotarlo. Entonces, se preguntará “¿qué son todos ustedes sino malentendidos?”. Así, podrá indicar que “el cuerpo no hace aparición en lo real sino como malentendido, […] es el fruto de un linaje del cual una buena parte de sus desgracias se debe a que éste ya nadaba en el malentendido tanto como le era posible”. De este modo, subrayará que “el malentendido ya está desde antes” en la medida en que formamos parte del parloteo de nuestros ascendientes. “No hay otro traumatismo del nacimiento que nacer como deseado”. El cuerpo vehiculiza un malentendido consumado. Se referirá entonces al principio de la familia.
Asimismo, encontraremos aquí alusiones a la función de la revelación en la religión, y a la comunicación científica como distinta del diálogo, al que define como “comunicación sensata”. Finalmente, distinguirá al saber inconsciente del saber de Dios, hasta preguntarse: “¿Cree Dios en Dios?”. Y es aquí donde dará a conocer el título del seminario que con esta clase concluye: “Disolución”.  

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