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Éric Laurent - Se habla del cuerpo (2015)

Entrevista realizada con motivo de la Jornada 2015 del CPCT-París, en la que partirá de situar la paradoja que constituye la pulsión freudiana respecto a cómo es que lo que es del goce y lo que es del sistema del Otro se mantienen juntos. En este sentido, Lacan fue llevado a “reemplazar la pulsión freudiana por el lugar de la sustancia gozante, que va a ser finalmente el cuerpo mismo”, identificando así ello y cuerpo. Entonces retomará los desarrollos desplegados en su último curso en la ECF, “Hablar la lengua del cuerpo”, perspectiva de la última enseñanza de Lacan que supone ir “contra la perspectiva del primer Freud, que considera que el síntoma histérico habla espontáneamente, que el cuerpo habla”, lo cual será puesto en cuestión a partir del autismo del síntoma, versión Joyce: “eso no habla, eso goza”, goza sin hablar, fuera de sentido. Así, “el síntoma es en esencia silencioso”, y Lacan por lo tanto distingue al síntoma del síntoma histérico, destacándose que se requiere la operación del pasaje por el Otro para que el síntoma se ponga a hablar.  Nuestra práctica consiste en hacerlo hablar, pero “en una perspectiva de una palabra creacionista”.
Luego, puntualizará que “el cuerpo, cuando experimenta el goce, no puede captarse”, y que es por eso que Lacan hace del cuerpo un conjunto vacío. Pero, al mismo tiempo que se anota como conjunto vacío, el cuerpo es el lugar del Otro, la superficie de inscripción del goce como agujero. Asimismo, distinguirá al cuerpo que se goza – ubicándolo como goce “autista” –, del goce fálico, que viene a perturbar al cuerpo que se goza, y al que identificará como “goce de la palabra o del escabel”. Es la articulación de ambos regímenes lo que está en juego en la nueva lógica del goce, es decir, la articulación del fuera de cuerpo y del cuerpo.
Finalmente, se abocará a la cuestión del  tiempo acotado de los tratamientos en el CPCT, localizando que, lo que hay de particular en el movimiento lacaniano, es que “ Lacan es el primero en haber hecho del tiempo el real de la transferencia”, y que, en un momento dado, hizo prácticamente equivaler la función de la prisa y el inconsciente.

Yapa: accedé aquí al audio original de la entrevista, disponible en el sitio web de Radio Lacan

Jacques-Alain Miller - Pasión por lo nuevo (11/06/2003)

Extracto de una clase del curso “Un esfuerzo de poesía”, donde JAM sitúa que, en su elaboración del discurso analítico, Freud permaneció aferrado a una idealización del padre y dejó al analista preso de la función paterna, mientras que Lacan avanzó, haciendo surgir que el secreto del padre es su castración. Subrayará así cómo Freud, “queriendo desacralizar el orden social, sacralizó la impotencia de gozar y conservó la ley como deseable”, y cómo, cuando el psicoanálisis es despejado del padre y de su interdicción, “es el goce mismo el que hace agujero”. De este modo, “Lacan nos señala la vía de un psicoanálisis de la época del permiso a gozar, donde la hiancia intrínseca del goce ya no se ampara más en el padre”. Miller finalizará observando que, en la era post-paterna, esto abre para el psicoanálisis un campo “de la pasión por lo nuevo”, donde “cada analista se particulariza por la propia vía que solo a él le es abierta, la vía de su escapada.


Jacques-Alain Miller - Algunos problemas de pareja (17/06/2005)

Otra emisión de France Culture, en la que JAM se abocará a situar que “recurrir al análisis es introducir un partenaire suplementario en la partida que para usted se juega con un partenaire. Solo que no está tan claro saber quién es su verdadero partenaire. Y, en el análisis, lo que se descubre es que su verdadero partenaire es siempre lo que le es imposible de soportar. Su verdadero partenaire es su real, lo que resiste y que lo mantiene ocupado.” Localizará que, a veces, el verdadero partenaire puede consistir en los propios pensamientos que a uno lo persiguen, o tratarse del cuerpo que quiere salirse con la suya, o incluso de la imagen a la cual dedicamos toda nuestra atención y que concentra todo el dolor, aquella respecto a la cual la persona a la que se está ligado no hace sino vestirla. Destacará que es así cómo vemos aparecer en análisis lo que hace al verdadero fundamento de la pareja.
Así pues, nos ofrecerá dos viñetas clínicas donde ubicará cómo el análisis permitió alcanzar lo que era la base sintomática de la pareja. En una, a partir del surgimiento de un recuerdo infantil, se conmueve la posición de la sujeto sostenida en un “nadie pagará por mí”, y nace entonces un deseo que hace tambalear el contrato matrimonial basado en el síntoma. En la otra, la sujeto descubre que la palabra injuriante de su marido es el nudo mismo de su goce y que esta pareja infernal conmemora el síntoma del padre: la estigmatización. 


Y otra yapa: aquí puede escucharse el audio original

Jacques-Alain Miller - La invención del partenaire (16/06/2005)

Participación de JAM en una emisión de France Culture en 2005, en la que partirá de situar que en la especie humana no hay instinto que lo dirija hacia el partenaire que le corresponde. En cambio, hay funciones mucho más complicadas: el deseo, el goce y el amor, y ellas no convergen hacia el partenaire que sería el apropiado. Se abocará entonces a cada una de estas tres nociones.
Diferenciará el deseo del instinto, en tanto que el deseo no sabe, es él mismo una pregunta, es intermitente, y puede desplazarse, marchitarse o reducirse con el tiempo. Fundamentalmente, el deseo no es solo cosa de uno: está vinculado al deseo del Otro al que se dirige, y de muchas maneras. Enunciará entonces que “el deseo es un lazo, una relación ultrasensible al signo del Otro”. Del lado del goce, afirmará que en ese nivel no se tiene partenaire humano sino un partenaire esencial a-humano. Hay una exigencia sin descanso, una demanda imperativa, absoluta, insaciable, que solo busca realizarse por medio de algo que le permite al cuerpo gozar de sí mismo. Entre el goce y el deseo, está el amor, que “permite creer que todo esto se sostiene junto: de un lado, el partenaire sexual que precisa el deseo, del otro, el partenaire a-humano que precisa el goce”. El amor permite creer que no se trata sino de uno solo, e incluso que ud. con su partenaire se vuelve uno.
El modo en que se combinan el deseo, el goce y el amor es singular de cada uno y depende del azar, ya que la relación sexual no está escrita en un programa por anticipado: se inventa. En lugar de esta fórmula que falta, está “la variedad imprevisible de la sexualidad humana; están los encuentros del amor, las repeticiones del deseo, los traumatismos del goce”. Y hay una lógica en funcionamiento: el modo en el que cada uno se las arregla con esta ausencia de programa, que no es nunca sin un cierto fracaso, es decir, con un síntoma. “Hacer un psicoanálisis es cernir, despejar, aislar, el modo en el que ud. encontró el enigma sexual. Es esclarecer el modo en el cual su inconsciente interpretó ese enigma y encontrar una mejor manera de hacer con él.

Una yapa: aquí puede accederse al audio original.

Éric Laurent - Goce y radicalización (17/07/2015)

En este texto, Éric Laurent retoma la conversación de una mesa plenaria de PIPOL 7 sobre “Radicalización”, respecto al lugar del discurso del psicoanálisis frente a estos fenómenos. Se destacará el fracaso de los discursos de la psicología y la sociología para caracterizarlos, indicando en cambio que “el psicoanálisis es el que aborda un real, más allá del punto en el que los discursos establecidos no logran situar el lugar de los fenómenos. Lo abordamos como un punto en el que se anuda la problemática de la religión como máquina de producir sentido, pero sabiendo que tiene en su corazón un punto de sinsentido, fuera de sentido”. En relación a esto, propondrá discutir la expresión “vengar mi vida” empleada por los jóvenes que se sacrifican, resaltando que se trata también de “restituirle el sentido”, lo cual está en el corazón del dispositivo religioso. Se abocará entonces a la cuestión del goce de quien se autodestruye, como aquel que le permite al sujeto unirse a “un mundo en el que el ideal del yo empalidece ante el ascenso al cénit del objeto a”. Es decir, se trata aquí de “una alteración particular de los ideales que no se sostiene sino por un empuje a gozar”. Más tarde, situará que el operador que da sentido no es solo la verdad, es también el tiempo, determinante en nuestra relación a lo real. El tiempo judío, el cristiano y el musulmán revelan modos muy distintos de estar sumergido en el Ser y, especialmente, relaciones distintas al tiempo, que en el islam se especifican como una del “retorno al origen”. Finalmente, observa que dicha dimensión debe ser puesta en relación y distinguida respecto a “los efectos específicos de la radicalidad del Uno del islam”.

Jacques Lacan - Respuesta a una pregunta de Marcel Ritter (26/01/1975)

En una Jornada de Carteles en Strasbourg, M. Ritter interroga a Lacan respecto a lo Unerkannte, lo no reconocido, que encontramos en la Traumdeutung de Freud articulado a la cuestión del ombligo del sueño, punto insondable en el que se detiene toda posibilidad de sentido, y le pregunta si no podemos ver allí lo real. Lacan responderá, primero, definiendo lo real  como “lo que en la pulsión reduzco a la función del agujero, es decir, lo que hace que la pulsión esté vinculada a los orificios corporales”. Pero propondrá distinguir lo que sucede a ese nivel de lo que funciona en el inconsciente. Señalará, además, que lo Unerkannte es lo que Freud en otra parte designa como lo Urverdrängt, lo reprimido primordial, lo que se especifica por no poder ser dicho, por estar en la raíz del lenguaje. Que el ombligo del sueño sea un agujero, que sea el límite del análisis, tendrá para él evidentemente que ver con lo real: “es un real perfectamente denominable”, y se referirá a la función del ombligo como estigma, cicatriz en un sitio del cuerpo que hace nudo, y respecto a lo que “se encuentra el mismo desplazamiento ligado a la función y al campo de la palabra”. Destacará que lo Unerkannt debe entenderse como “lo imposible de reconocer”, lo que no puede decirse ni escribirse, lo que no cesa de no escribirse, “no hay nada más a extraer de ello”. Se trata de la “esencia del nudo” y es donde la pulsión se opacifica completamente. Asimismo, subrayará que toda la experiencia analítica no hace sino converger en demostrar que lo real se especifica por un imposible.
Luego, afirmará que “la mujer no es universalizable” y que, por lo tanto “no hay sino mujeres”, retomando su aseveración: “para el hombre, una mujer es siempre un síntoma”. Dirá que no cree que el síntoma-hombre tenga en absoluto el mismo lugar para la mujer, y que la relación de una mujer al inconsciente es diferenciable de la que tiene el hombre. Sostendrá que es a partir de que el ser humano está “en un campo ya constituido por los padres y que concierne al lenguaje”, que es preciso ver su relación al inconsciente, y que “no hay razón alguna para no concebirla como lo hace Freud: que hay un ombligo”, un punto de opacidad, que permitiría especificar al ser humano “como la sede de otro especial Unerkennung, es decir, no solamente un no reconocimiento, sino una imposibilidad de conocer lo que atañe al sexo”. Más adelante, adelantará que hay que distinguir al inconsciente como tal de la no relación sexual, y presentará a esta última disociada. Finalmente, anunciará que, si hay algo que Freud vuelve patente, es que el inconsciente resulta del hecho de que “el deseo del hombre es el infierno”.  


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