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François Ansermet - Paradojas de los signos discretos en la psicosis ordinaria (2/7/2016)

Se trata de su conferencia durante el XIV Congreso de la NLS, “Signos discretos en las psicosis ordinarias. Clínica y tratamiento”, en la que se abocará a localizar la paradoja de “la carta robada respecto a dichos signos: a menudo, no vemos lo que es lo más evidente, y tan pronto como los reconocemos, ya no podemos considerarlos discretos. Afirmará que dicha detección es fundamental tanto como consideración clínica como de sociedad, y propondrá como orientación “distinguir el signo discreto de y en la solución que ella engendra, que puede al mismo tiempo volverse una solución discreta.” Así, ubicará soluciones tomadas en las trampas de prêt-à-porter” identitarios, mediante las cuales el impasse del sujeto se vuelve colectivo, y soluciones puestas a disposición mediante los desarrollos contemporáneos de las biotecnologías, situando diversos modos por los cuales algunos sujetos “se regocijan al entregar sus cuerpos a la medicina y sus nuevas tecnologías”. Estas biotecnologías “desembocan en un mundo inventado, inédito”, cuyas temáticas en juego alcanzan “guiones imaginarios clásicos característicos de las construcciones delirantes de la psicosis”.
Subrayará de este modo estos “dos vacíos que se hacen pantalla”: (1) el de las consecuencias del no reconocimiento actual de la psicosis, y (2) el de un uso “psicótico” tanto de las identidades como de las biotecnologías. Es la intersección entre ambos la que “hoy debería ser interrogada de un nuevo modo a partir de la psicosis ordinaria y de los signos discretos”.


Jacques-Alain Miller, Éric Laurent & Gilles Chatenay - El cálculo de lo mejor: alerta sobre el tsunami digital (2005)

Conversación publicada en Multitudes -revista política, filosófica y cultural-, en la que Laurent partirá afirmando que “ingresamos verdaderamente en la constitución de una biopolítica”, una voluntad de controlar mediante lo digital promoviendo el cruzamiento de archivos, que “responde a una ideología cientificista perniciosa y a una eugenesia”. Y destacará que, en el pasaje a la efectividad de esta técnica, nos encontramos frente a una “ensordecedora ausencia de reacción”. Es por eso que llama a que un debate público comience a tomar forma sobre esta cuestión. Se señalará que, “en la medida en que el poder digital crea un espacio común de información, surge la necesidad de reconstruir la privacidad”, y esto supone una reconstrucción de las categorías políticas.
Para Chatenay, el 11 de septiembre de 2001 fue un acto político que produjo una báscula. El cerrojo de lo privado saltó en nombre del estado de excepción, y tuvo implicaciones tales que aquello que es privado ya no puede existir, porque es forzosamente sospechoso de terrorismo. A su vez, destacará que “ya no hay más separación entre el orden del lenguaje y el objeto observado” y que ello repercute en la clínica. Laurent precisará que se trata de “la concepción de sí mismo como almacenamiento de memoria”, de allí el engendramiento de una clínica simplificada a procesos cognitivos, que reemplazan todo el saber clínico tradicional.
En cuanto a Miller, localizará que estamos lidiando con lo que llama “el proceso digital”: el viviente fue capturado por lo digital y eso ha tocado la relación del hombre con el significante. Entramos en ese mundo que fue presentido por los artistas, los escritores: “tenemos cada vez más el sentimiento de vivir una novela de ciencia ficción”, admite. Antes de la revolución científica, el significante era el símbolo, pero el significante digital es un significante desimbolizado, desvitalizado y, en efecto, desubjetivado. En esta oleada tecnológica, JAM identifica un resurgimiento del utilitarismo en términos de un “cálculo de lo mejor”. ¿Qué posición tomar frente a este proceso? Primero, adhiere a la idea de Laurent respecto a la necesidad de un debate público que frene el proceso del significante digital mediante el significante retórico. Luego observará que, si la uniformización es la condición de posibilidad del desencadenamiento del proceso digital, hay que ser entonces diferencialista: se trata de todo lo que mediante la diferencia frene el proceso digital. Para ello también abogará por la salvación del catolicismo de Mauriac, Pascal y Péguy, aquel que era humanista y personalista y que hoy se ve dominado por un catolicismo cientificista. Asimismo, señalará que, dado que el objeto a introduce en el cálculo de lo mejor una cantidad profundamente rebelde al cálculo, “el proceso digital llevado al extremo no puede sino producir una exacerbación correlativa de este valor”. En este sentido, si Lacan habla de orden simbólico, propone que “hoy podemos hablar de orden digital”, en el que asistimos a la utilización misma del proceso digital para combatir a los propios sirvientes del proceso digital. Finalmente, afirmará que “no hay que soñar con vencer este proceso” y que, en cambio, se necesita una estrategia de construcción de diques frente al tsunami digital, añadiendo que hay que “creer en la República de las Letras”. Situará que, lo que adelanta Lacan, es que “hay un principio que produce que el cálculo de lo mejor conduzca a lo peor”.

Jacques-Alain Miller - Tres preguntas de Martine Bartholini-Souiex (2/1/2013)

Tres respuestas de JAM que nos sumergen de lleno en diversas consideraciones respecto a las formaciones de grupos suscitadas por las redes electrónicas. Subrayará, primero, que allí la socialidad “está completamente tejida por el significante, un significante tanto más puro cuanto que por el momento carece de auxiliar vocal.” A continuación, se ocupará especialmente del llamado flashmob o multitud relámpago (agrupamientos repentinos y efímeros), de su prehistoria y sus diversas modalidades, extendido luego al plano político, donde en los últimos años se ha puesto en marcha en repetidas ocasiones y diversos lugares. Así, esta práctica de entretenimiento dio lugar a utilizaciones políticas y/o delictivas, consumistas y comerciales. JAM afirma que “se trata de un nuevo tipo de grupos que invita a añadir un capítulo a la Massenpsychologie de Freud”, y emparentará estos “grupos relámpago” a los “grupos en fusión” de Sartre. Tomando diversas referencias, se dedicará específicamente al rol de las redes sociales durante la Primavera Árabe, señalando que este acontecimiento “confirma que el establecimiento de un objeto como denominador común, evocado por Freud para explicar la estructura de grupo, puede perfectamente efectuarse mediante la escritura, y que ésta se encuentra facilitada por la brevedad de los mensajes y la rapidez de las comunicaciones”. Pero destacará cómo significativo el hecho de que “la disolución de la serialidad puramente dispersiva de los internautas y la aparición concomitante de un grupo en vías de constitución no espera a que se hagan presentes los cuerpos”. Finalmente, al señalar la amenaza que este avance constituye para los gobiernos, se aventurará a introducir un nuevo vocablo, “flashguerrilla”, que “pertenece a esta nueva dimensión que, de aquí en más, el ciberespacio proporciona a la guerra”.

Éric Laurent - El goce y el cuerpo social (22/4/2016)

Extracto de su conferencia durante el X Congreso de la AMP, donde señala cómo según Freud el lazo social se fundaba por el rasgo identificatorio al padre de la horda, y cómo Lacan va a proponer un nuevo régimen del lazo social a partir del fantasma y del goce. Distinguirá entonces dos modalidades del lazo social que se extraen de esta otra Massenpsychologie a partir del fantasma: la de las comunidades de goce, caracterizadas “por los modos de subjetivaciones eróticas que se socializan para constituir las formas contemporáneas de vivir la orientación sexual”, y la de las comunidades de consternación, movimientos donde “se trata sobre todo de ocupar un lugar subjetivo, el de un grito, el de una pura enunciación que remite al momento de la pérdida”. En ellas se constatan dos tiempos del fantasma: “Por un lado, el grito del sujeto. Por el otro, el surgimiento del objeto a”, momento de la encarnación del kakon. Destacará que en Lacan un cuerpo debe ser considerado en un sentido próximo al de Spinoza: “se trata tanto del cuerpo del sujeto como del cuerpo político”, subrayando que “las pasiones políticas nuevas surgen como acontecimiento de cuerpos políticos nuevos, y luego se transforman”. En esta línea, se referirá a algunos movimientos contemporáneos como Occupy Wall Street, Podemos, las manifestaciones brasileras en contra y a favor del impeachment, y la Nuit debout, movimientos que, sin pasar por la identificación a un rasgo común, funcionan en “el registro de un cuerpo político producido como existencia lógica y atravesado por las pasiones fantasmáticas”.

Christiane Alberti - ¿Dónde están los hombres? Del fantasma a los tiempos del declive de la virilidad (25/4/2016)

Extracto de su ponencia durante el X Congreso de la AMP, donde destaca que “la virilidad es por excelencia del orden del fantasma” para ambos sexos, caracterizando al fantasma como “una máquina con la que virilizar a los seres hablantes machos o hembras”. Se trata entonces de “destituir al sujeto de su fantasma fálico”. Propone así una lectura de acuerdo a la cual hoy “el orden viril retrocede frente a la aspiración a la feminidad”. En este contexto, retoma el texto de JAM “Buenos días sabiduría” referido al artículo de Kojève, “El último mundo nuevo”, mundo que sería tal por estar “completa y definitivamente privado de hombres”. Allí, Kojève añade al declive del padre la crisis de lo viril. Alberti sugiere entonces leer nuestra época “pornográfica” como una respuesta a dicha desvirilización, cuyo correlato es la omniviralización de los semblantes por la que “todo se pone en funcionamiento como el órgano viril”. En esta línea, afirmará que “lo femenino le gana terreno al inconsciente macho, pero siempre sin fantasma femenino”. Finalmente, destacará que el fantasma no sigue las mutaciones de los discursos, persiste idéntico a sí mismo, fijo, inerte, y que es en la experiencia analítica donde se descubre que el goce “está implantado en una red aún más fundamental que el fantasma”: el sinthome. Se preguntará pues por el lugar y la función del falo en esta perspectiva, situándolo como “significante del goce más singular […] al cual corresponde verificar lo real”. A este respecto, “el psicoanalista se mantiene al margen […] a partir de la destitución de su virilidad”.

Gil Caroz - ¿Quién es charlatán? (6/2016)

Texto escrito como respuesta a una entrevista realizada a uno de los defensores del nuevo proyecto de ley belga sobre las profesiones vinculadas al campo de la salud mental. Dicho proyecto, bajo la pretensión de “simplificar”, “aplasta los matices de este campo, buscando uniformar todas las prácticas psi haciendo exclusiva promoción de las terapias protocolares que apuntan a un adiestramiento del hombre. Responde a una ideología cientificista y a una adoración de las estadísticas, sin tener en cuenta la palabra del sujeto”. (Cf. www.forumpsy.be) El Forum des Psychanalystes de Bélgica se moviliza actualmente para oponerse a este proyecto de ley, y es en este contexto que Gil Caroz retoma en este artículo los recientes dichos del Presidente de la Federación Belga de Psicólogos para llevarnos a reflexionar sobre el valor del diploma de psicólogo, ante las declaraciones de este último que “quiere someter al control de un psicólogo” a “psicoanalistas laicos”, retándolo a evaluar a estos en el plano de la clínica. Sostendrá con firmeza que este título no es más que un papel: “Sabía desde el comienzo que el diploma de psicólogo no me formaría en nada para acompañar a gente que buscaba un punto de apoyo para abordar su real”, destacando la importancia del análisis y el control de la práctica, y los diversos dispositivos de formación. “Es esto lo que hago después de treinta años, porque no soy un charlatán. En cambio, esgrimir el diploma de psicólogo para reivindicar la legitimidad de “recibir” gente e insertarse en su camino es un charlatanismo de alto nivel.

Para firmar la petición del Forum des Psychanalystes  “por la libertad de la palabra y la diversidad de su escucha”, ingresá aquí.
 
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