En este texto, Éric Laurent retoma la conversación de una mesa plenaria de PIPOL 7 sobre “Radicalización”, respecto al lugar del discurso del psicoanálisis frente a estos fenómenos. Se destacará el fracaso de los discursos de la psicología y la sociología para caracterizarlos, indicando en cambio que “el psicoanálisis es el que aborda un real, más allá del punto en el que los discursos establecidos no logran situar el lugar de los fenómenos. Lo abordamos como un punto en el que se anuda la problemática de la religión como máquina de producir sentido, pero sabiendo que tiene en su corazón un punto de sinsentido, fuera de sentido”. En relación a esto, propondrá discutir la expresión “vengar mi vida” empleada por los jóvenes que se sacrifican, resaltando que se trata también de “restituirle el sentido”, lo cual está en el corazón del dispositivo religioso. Se abocará entonces a la cuestión del goce de quien se autodestruye, como aquel que le permite al sujeto unirse a “un mundo en el que el ideal del yo empalidece ante el ascenso al cénit del objeto a”. Es decir, se trata aquí de “una alteración particular de los ideales que no se sostiene sino por un empuje a gozar”. Más tarde, situará que el operador que da sentido no es solo la verdad, es también el tiempo, determinante en nuestra relación a lo real. El tiempo judío, el cristiano y el musulmán revelan modos muy distintos de estar sumergido en el Ser y, especialmente, relaciones distintas al tiempo, que en el islam se especifican como una del “retorno al origen”. Finalmente, observa que dicha dimensión debe ser puesta en relación y distinguida respecto a “los efectos específicos de la radicalidad del Uno del islam”.
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Jacques Lacan - Respuesta a una pregunta de Marcel Ritter (26/01/1975)
domingo, julio 12, 2015
Jacques Lacan
En una Jornada de Carteles en Strasbourg, M. Ritter interroga a Lacan respecto a lo Unerkannte, lo no reconocido, que encontramos en la Traumdeutung de Freud articulado a la cuestión del ombligo del sueño, punto insondable en el que se detiene toda posibilidad de sentido, y le pregunta si no podemos ver allí lo real. Lacan responderá, primero, definiendo lo real como “lo que en la pulsión reduzco a la función del agujero, es decir, lo que hace que la pulsión esté vinculada a los orificios corporales”. Pero propondrá distinguir lo que sucede a ese nivel de lo que funciona en el inconsciente. Señalará, además, que lo Unerkannte es lo que Freud en otra parte designa como lo Urverdrängt, lo reprimido primordial, lo que se especifica por no poder ser dicho, por estar en la raíz del lenguaje. Que el ombligo del sueño sea un agujero, que sea el límite del análisis, tendrá para él evidentemente que ver con lo real: “es un real perfectamente denominable”, y se referirá a la función del ombligo como estigma, cicatriz en un sitio del cuerpo que hace nudo, y respecto a lo que “se encuentra el mismo desplazamiento ligado a la función y al campo de la palabra”. Destacará que lo Unerkannt debe entenderse como “lo imposible de reconocer”, lo que no puede decirse ni escribirse, lo que no cesa de no escribirse, “no hay nada más a extraer de ello”. Se trata de la “esencia del nudo” y es donde la pulsión se opacifica completamente. Asimismo, subrayará que toda la experiencia analítica no hace sino converger en demostrar que lo real se especifica por un imposible.
Luego, afirmará que “la mujer no es universalizable” y que, por lo tanto “no hay sino mujeres”, retomando su aseveración: “para el hombre, una mujer es siempre un síntoma”. Dirá que no cree que el síntoma-hombre tenga en absoluto el mismo lugar para la mujer, y que la relación de una mujer al inconsciente es diferenciable de la que tiene el hombre. Sostendrá que es a partir de que el ser humano está “en un campo ya constituido por los padres y que concierne al lenguaje”, que es preciso ver su relación al inconsciente, y que “no hay razón alguna para no concebirla como lo hace Freud: que hay un ombligo”, un punto de opacidad, que permitiría especificar al ser humano “como la sede de otro especial Unerkennung, es decir, no solamente un no reconocimiento, sino una imposibilidad de conocer lo que atañe al sexo”. Más adelante, adelantará que hay que distinguir al inconsciente como tal de la no relación sexual, y presentará a esta última disociada. Finalmente, anunciará que, si hay algo que Freud vuelve patente, es que el inconsciente resulta del hecho de que “el deseo del hombre es el infierno”.
Éric Laurent - “El inconsciente es la política”, hoy (23/06/2015)
martes, junio 23, 2015
Eric Laurent
Tomando como punto de partida esta frase de Lacan comentada por Miller en una conferencia en Milán en 2002, puntualizará algunas reflexiones que se desprenden de dicha intervención, sosteniendo que éstas ya anunciaban sus desarrollos recientes en la presentación del próximo congreso de la AMP, en torno a la voluntad de Lacan de sustituir al inconsciente freudiano por el término de parlêtre.
Laurent afirmará que en aquel entonces Miller ya hacía hincapié en el inconsciente político, retomando la formulación de Lacan acerca de que “el Otro es el cuerpo”. El cuerpo como Otro encontrará todo su desarrollo en la última enseñanza. El enfoque por el parlêtre permite retomar el comentario de “el inconsciente es la política”, a partir del acontecimiento de cuerpo. “El cuerpo hablante viene siempre a oponerse al cuerpo del individuo. Habla y testimonia del discurso como lazo social que viene a inscribirse sobre el cuerpo.” Luego, refiriéndose a la relación al trabajo de la modernidad, subrayará que “el cuerpo sufriente no solo es transindividual, está también más allá de la dimensión psicológica”. Finalmente, situará que “la creencia en el acontecimiento de cuerpo implica que solo tenemos elección entre la debilidad de la creencia en el cuerpo y el imaginario agujereado que implica, y el delirio. Esta perspectiva clínica es, al mismo tiempo, altamente política. Limita las pretensiones del discurso del amo.”
Jacques Lacan - El malentendido (10/06/1980)
sábado, junio 13, 2015
Jacques Lacan
Última clase de Lacan, previa a su encuentro en Caracas con quienes aquí llama sus “lacanoamericanos”. Dirá que “este seminario, lo sostengo menos de lo que me sostiene”, y que lo sostiene por el malentendido. “Soy un traumatizado del malentendido”, afirmará. “Traumatismo, no hay otro que el del nacimiento: el hombre nace malentendido”. Analogará el inconsciente al malentendido, indicando que la hazaña del psicoanálisis es explotarlo. Entonces, se preguntará “¿qué son todos ustedes sino malentendidos?”. Así, podrá indicar que “el cuerpo no hace aparición en lo real sino como malentendido, […] es el fruto de un linaje del cual una buena parte de sus desgracias se debe a que éste ya nadaba en el malentendido tanto como le era posible”. De este modo, subrayará que “el malentendido ya está desde antes” en la medida en que formamos parte del parloteo de nuestros ascendientes. “No hay otro traumatismo del nacimiento que nacer como deseado”. El cuerpo vehiculiza un malentendido consumado. Se referirá entonces al principio de la familia.
Asimismo, encontraremos aquí alusiones a la función de la revelación en la religión, y a la comunicación científica como distinta del diálogo, al que define como “comunicación sensata”. Finalmente, distinguirá al saber inconsciente del saber de Dios, hasta preguntarse: “¿Cree Dios en Dios?”. Y es aquí donde dará a conocer el título del seminario que con esta clase concluye: “Disolución”.
Hélène Bonnaud - Sueños con cuerpos
sábado, junio 06, 2015
Hélène Bonnaud
La autora propondrá que el sueño es la vía regia para decir el cuerpo que se goza, destacando que “lo que los sueños nos dan a leer es lo que el sujeto no puede decir sobre su propio goce”.
En primer lugar, se referirá a los sueños donde el cuerpo resulta ser una imagen sublimada que interpreta el deseo del sujeto acerca del cuerpo que le gustaría tener, mostrando a su vez la insatisfacción respecto a la propia imagen. “El sentimiento de vergüenza sobre el cuerpo da cuenta de que éste no es una imagen desencarnada sino que está capturado por el lenguaje”, afirmará. Así mismo, sostendrá que la experiencia del análisis modifica la imagen del cuerpo, permitiéndole al sujeto investirlo de un modo diferente, servirse de él de otra manera, volverlo más abierto al deseo.
Luego, se abocará a las pesadillas en las que las imágenes del cuerpo surgen en situaciones de desmembramientos. Subrayará que, cuando la imagen del cuerpo aparece fragmentada, es la vida la que es afectada, recordando el poder del real de la muerte en el inconsciente. Estos sueños pueden poner en evidencia la angustia de castración, pero también dar a leer un real traumático, como el de la Shoah.
Finalmente, retomará dos sueños que abordan el goce femenino a través de metáforas propias a su escritura, uno de una analizante de Lacan y otro de una de Miller, que muestran el poder del significante para hablar del cuerpo gozante y cómo el sueño, por medio de la interpretación del analista, da a leer ese cuerpo que se goza.
Susanne Hommel - La división del sujeto de un país a otro, de una lengua a otra, de un hambre a otro (2015)
domingo, mayo 24, 2015
Susanne Hommel
Recordamos a Susanne Hommel por su inolvidable anécdota con Lacan, quien con una caricia en su mejilla hizo del horror de la Gestapo un geste-à-peau [gesto en la piel] (ver video). Esta vez, un texto escrito también en primera persona, a partir de lo que enuncia como «la pérdida de una lengua cuando se ha emigrado del país de nacimiento» y de la prohibición respecto a que los alemanes víctimas, como ella, de los horrores de la guerra, se dijeran tales.
Nos traerá entonces tres anécdotas conmovedoras. La del hambre de una sobreviviente de Auschwitz, la de su propia huída de Dresde poco antes del bombardeo, y la de su primer encuentro con Lacan. Hommel se pregunta «¿Cómo separarse de esa posición de víctima, de un goce que se encuentra en el cruce entre el fantasma fundamental y las contingencias de la vida?», y ubicará que el franqueamiento de la posición de víctima se hace en la urgencia, en un corte. Para ella, muy tempranamente, la respuesta a lo atroz se encontraba en el psicoanálisis, y en el pasaje de una lengua a otra. «En instantes de corte, entre una lengua y otra, hay un arrancamiento respecto a ese goce de víctima. […] Es por esta vía que el sujeto encuentra su dignidad.»
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