Se trata de su conferencia durante el XIV Congreso de la NLS, “Signos discretos en las psicosis ordinarias. Clínica y tratamiento”, en la que se abocará a localizar la paradoja de “la carta robada” respecto a dichos signos: a menudo, no vemos lo que es lo más evidente, y tan pronto como los reconocemos, ya no podemos considerarlos discretos. Afirmará que dicha detección es fundamental tanto como consideración clínica como de sociedad, y propondrá como orientación “distinguir el signo discreto de y en la solución que ella engendra, que puede al mismo tiempo volverse una solución discreta.” Así, ubicará soluciones tomadas en las trampas de “prêt-à-porter” identitarios, mediante las cuales el impasse del sujeto se vuelve colectivo, y soluciones puestas a disposición mediante los desarrollos contemporáneos de las biotecnologías, situando diversos modos por los cuales algunos sujetos “se regocijan al entregar sus cuerpos a la medicina y sus nuevas tecnologías”. Estas biotecnologías “desembocan en un mundo inventado, inédito”, cuyas temáticas en juego alcanzan “guiones imaginarios clásicos característicos de las construcciones delirantes de la psicosis”.
Subrayará de este modo estos “dos vacíos que se hacen pantalla”: (1) el de las consecuencias del no reconocimiento actual de la psicosis, y (2) el de un uso “psicótico” tanto de las identidades como de las biotecnologías. Es la intersección entre ambos la que “hoy debería ser interrogada de un nuevo modo a partir de la psicosis ordinaria y de los signos discretos”.