Texto escrito como respuesta a una entrevista realizada a uno de los defensores del nuevo proyecto de ley belga sobre las profesiones vinculadas al campo de la salud mental. Dicho proyecto, bajo la pretensión de “simplificar”, “aplasta los matices de este campo, buscando uniformar todas las prácticas psi haciendo exclusiva promoción de las terapias protocolares que apuntan a un adiestramiento del hombre. Responde a una ideología cientificista y a una adoración de las estadísticas, sin tener en cuenta la palabra del sujeto”. (Cf. www.forumpsy.be) El Forum des Psychanalystes de Bélgica se moviliza actualmente para oponerse a este proyecto de ley, y es en este contexto que Gil Caroz retoma en este artículo los recientes dichos del Presidente de la Federación Belga de Psicólogos para llevarnos a reflexionar sobre el valor del diploma de psicólogo, ante las declaraciones de este último que “quiere someter al control de un psicólogo” a “psicoanalistas laicos”, retándolo a evaluar a estos en el plano de la clínica. Sostendrá con firmeza que este título no es más que un papel: “Sabía desde el comienzo que el diploma de psicólogo no me formaría en nada para acompañar a gente que buscaba un punto de apoyo para abordar su real”, destacando la importancia del análisis y el control de la práctica, y los diversos dispositivos de formación. “Es esto lo que hago después de treinta años, porque no soy un charlatán. En cambio, esgrimir el diploma de psicólogo para reivindicar la legitimidad de “recibir” gente e insertarse en su camino es un charlatanismo de alto nivel.”
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