PRIMERA PARTE:
Bassols destaca la reformulación radical del dualismo cartesiano efectuada por J.-A. Miller y sus consecuencias para la práctica analítica. Retoma entonces la hipótesis de la sustancia gozante introducida por éste en Sutilezas Analíticas, destacando que hace a la especificidad del cuerpo hablante, del parlêtre, y que se trata de la subversión incluida en la fórmula lacaniana: Pienso luego se goza. Se propone, por lo tanto, seguir esta referencia en el punto 3 del segundo capítulo de Aun, donde Lacan introduce el término “sustancia gozante”. Destacará que ambas sustancias clásicas (pensante y extensa) se proponen como complementarias, “en una relación que estaría ya dada por sentada, pero que es el verdadero misterio que Descartes introduce”. “Ese misterio es el inconsciente, es el misterio de lo real del cuerpo que habla”. El descubrimiento freudiano del inconsciente consiste por lo tanto en señalar que “hay un saber sin sujeto”, es decir, que “el ser que habla lo hace como una res non cogitans, […] no puede pensar lo que dice”. Así, mediante el rodeo de invitarlo a decir lo que se le ocurra en el dispositivo analítico, surge un decir nuevo, a partir del cual puede alcanzarse algún real.
SEGUNDA PARTE:
Aquí Bassols abordará la sustancia extensa como sustancia de “puro espacio”, afirmando que debe todo su valor “a la dimensión imaginaria del yo corporal y a lo que hay de éxtimo en él”. Se trata de un puro espacio fundado “en la noción de parte, con la condición de añadir que todas a todas son externas: partes extra partes”, como lo indicaba Lacan. Bassols se pregunta cómo salir del embrollo en el que vive el sujeto de nuestro tiempo con todos sus síntomas y subraya que en este Seminario Lacan realiza un salto. Se trata de una nueva suposición, que modifica de manera radical las suposiciones precedentes (las del dualismo cartesiano) y que proviene de su propia experiencia analítica: “sopesar el gozar de un cuerpo”, lo que le permite establecer otra forma de sustancia, la sustancia gozante. Es decir, la suposición de que hay un “goce del cuerpo”. De este modo, la única propiedad que puede especificar lo viviente del cuerpo es el hecho de que el cuerpo se goza. Y esta sustancia se goza gracias a lalengua cuyas resonancias afectan al cuerpo.
Finalmente, Bassols introduce una brújula hacia el próximo Congreso de la AMP (Barcelona, 2018) y nos propone reformular el partenaire-síntoma a partir de un nuevo ternario: inconsciente, cuerpo y sinthome, abordando la sustancia gozante con todas las consecuencias clínicas que se deducen de la experiencia analítica y por la dimensión del acto. Así, distinguirá, por un lado, al inconsciente como formando pareja con la interpretación, y al goce como formando pareja con el acto, considerando que el acto analítico es el mejor modo de articular ambas parejas, estos “cuatro términos con los cuales se juega el futuro del psicoanálisis”.