En esta entrevista, realizada por M. A. Vieira días antes del X Congreso de la AMP que tuvo lugar recientemente en Rio de Janeiro, Laurent introducirá alguno de los ejes principales de su nuevo libro “L’Envers de la biopolitique. Une écriture de la jouissance”, en su vinculación con el tema del Congreso “El cuerpo hablante. Sobre el inconsciente en el siglo XXI”.
De este modo, afirmará que “el acento puesto sobre el cuerpo hablante se inscribe en las proposiciones de la última enseñanza de Lacan para encontrar algo que vaya más lejos que el inconsciente”. Señalará entonces que Lacan partió de ubicar como central en el descubrimiento de Freud que el inconsciente freudiano es un lenguaje en cuya materia la palabra irrumpe, no cesando de “deformarlo, agujerearlo, transformarlo”, y que es allí donde se manifiesta una verdad del sujeto. En plena atmósfera estructuralista de los años ’60, Lacan precisa que “el lugar del Otro es el cuerpo”, lo que permite parafrasear así la fórmula: “el inconsciente es el discurso del cuerpo”, del cuerpo marcado por afectos que le vienen de lo que experimenta por el hecho de que un decir lo atraviesa, distinguiéndolo del cuerpo de los “discursos de sabiduría” contemporáneos que plantean un cuerpo que nos hablaría directamente. Este cuerpo que goza, para Lacan se aproxima al de Spinoza, el cual era tanto cuerpo del sujeto como cuerpo político. Si el sujeto del inconsciente como cuerpo hablante es uno que no puede separarse de las pasiones, la experiencia psicoanalítica “es la vía que permite aproximarse con la mayor precisión a lo que es la verdad del modo por el cual experimentamos las pasiones que nos marcaron y que nos siguen marcando, las experiencias de goce que el cuerpo gozante experimentó.”
Finalmente, se destacará que el principio del cuerpo hablante es que el cuerpo es el lugar de una alteridad ineludible, y que el sexo es el encuentro con esa alteridad en tanto permite “hacer la experiencia de que no gozamos del cuerpo del otro”, ubicando a la vez que es el lenguaje lo que viene a engendrar decires que pueden hacer lazo con lo real del Otro. En esto, Laurent sitúa que la dimensión política se plantea de entrada: “el cuerpo, como lugar de los afectos, es político, puesto que está atravesado por […] pasiones colectivas. Así, la política de los cuerpos hablantes es sopesar el lazo indisociable que hace que el cuerpo sea tomado en lo social.”