Se trata del texto orientador para la 4° Jornada del Institut de l’Enfant. JAM plantea que la definición de la adolescencia es controversial y que, de un modo general, es una construcción. En cuanto a qué es la adolescencia en psicoanálisis, señalará que nos ocupamos esencialmente de tres cosas: de la salida de la infancia, es decir, de la pubertad como momento de la entrada en cuenta del cuerpo del Otro entre los objetos del deseo; de la diferenciación sexual, en tanto la pubertad representa una escansión en la historia de la sexualidad; y de los modos de articulación del yo ideal y el ideal del yo, respecto a lo cual destacará la intromisión del adulto en el niño.
Por otra parte, aludirá a los aportes introducidos por colegas contemporáneos. A partir de ellos, destacará primero que la adolescencia es una procrastinación. Observará que actualmente se caracteriza por una autoerótica del saber, según la cual el saber está en el bolsillo y no se va más a buscarlo al campo del Otro. Al mismo tiempo, ésta está vinculada a una desidealización, es decir, la caída del gran Otro del saber, respecto a lo cual situará que hoy la pubertad comienza con la realidad inmoral del Otro del complot. Asimismo, se referirá a la adolescencia como momento en el que la socialización del sujeto puede hacerse bajo el modo sintomático. Y, por último, subrayará un doble llamado al Otro tiránico, tanto por parte de los adolescentes como por parte de la sociedad, en su deseo de tiranizar la adolescencia en crisis.
Finalmente, resaltará que es sobre los adolescentes que se sienten más intensamente los efectos del orden simbólico en mutación, principalmente la decadencia del patriarcado y la destitución de los registros tradicionales que enseñaban lo que convenía hacer para ser un hombre o una mujer, lo cual produce en ellos profundos efectos de desorientación. Y, respecto a esto, destacará que el islam, en tanto permaneció intocable frente a las mutaciones del orden simbólico y es especialmente adecuado para dar una forma social a la no relación sexual, se presenta como un verdadero salvavidas para los adolescentes. A diferencia del dios judeocristiano, Alá no es un padre, es el Uno absoluto, sin dialéctica y sin compromisos. Y el Estado islámico, que es una desviación del islam, aporta una solución original al problema del cuerpo del Otro, que da cuenta de una nueva alianza entre la identificación y la pulsión.