A la vez, destaca que el autismo es un campo que no se define como de la forclusión del Nombre del Padre, en tanto se observan «fenómenos clínicos que no tienen correspondencia en la psicosis». Se trata aquí de «la pura repetición del Uno, sin implicación del cuerpo o de lo imaginario». Así pues, extendido el concepto de autismo al sujeto contemporáneo, puede decirse que «la soledad radical no es la del sujeto, sino la del Uno de goce».
Señala, finalmente, que si el cientificismo contemporáneo es uno de los nombres de la pulsión de muerte, que apunta a acabar con los síntomas por medio de un saber estadístico fetichizado, el psicoanálisis por su parte «no cesa de ofrecer su réplica a esta pulsión». Para orientarse en este mundo donde la locura es un modo de ser «y reconocer el lugar del sujeto, hacen falta allí las referencias del psicoanálisis muy vivo, el de hoy.»