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Éric Laurent - ¿El psicoanálisis se cura de la transferencia? (2011)

Rápidamente responderá que no. Que la enseñanza de Lacan se opone a esto. Que al final de la experiencia analítica, la transferencia al psicoanálisis subsiste, que lo que ocurre es un «pasaje del trabajo de la transferencia a la transferencia de trabajo», sin el soporte del psicoanalista. Entonces sobreviene otra pregunta: una vez atravesado el recorrido analítico, ¿cuál es la suerte de la creencia primera al padre que está en el fundamento de la antropología freudiana?
Laurent tomará como referencia Tótem y Tabú y Moisés y el monoteísmo como testimonios de revisiones en el pensamiento de Freud con respecto al fundamento de la transferencia  y de su destino. A esto opondrá la construcción lacaniana al respecto, que pone en cuestión el universal del padre freudiano procediendo en forma lógica. El sacrificio de Abraham da cuenta de cómo «el sacrificio mismo hace pasar del registro del nombre totémico universal a un Nombre del Padre que viene a funcionar de modo particular». Se trata de un nombre que no se sostiene sino de la eficacia de su decir. Esto permite al psicoanálisis examinar «cómo cada padre hace fracasar su universal, es decir, el modo en el que fracasa la interdicción mientras autoriza un tipo de goce». Más adelante, en R.S.I., Lacan da un paso suplementario ofreciendo una versión del amor del padre que no se refiere más a la prohibición universal del incesto: «el padre no puede operar sobre los niños sino ocupándose de una mujer», es preciso que haga de una mujer el objeto causa de su deseo. Esto lleva a Laurent a preguntarse: ¿tiene o no el niño una relación directa con la posición femenina de su madre? Responderá que sí, y que la posición transexual da cuenta de ello.
Asimismo, planteará que la particularidad de la relación al amor como Lacan la define, tiene consecuencias sobre la transferencia y su salida. Laurent intentará despejar la sorprendente formulación de Lacan acerca de que «Dios interviene todo el tiempo […] bajo la forma de una mujer», ubicando que «una mujer interviene en su singularidad para dar acceso a un hombre a un goce particular». Así, plantea que la posición femenina puede esclarecer la posición masculina y las condiciones de una salida.
Concluirá, finalmente, diciendo que, «en el destino de la transferencia apoyada sobre la creencia en el amor, concebida como universal al principio del análisis, luego siempre más particularizada a medida de que éste avanza, se trata, al final de la experiencia, de captar cómo el goce aislado en el fantasma puede condescender al amor. […] Lo que permanece al final de un análisis y que debe ser acogido en su particularidad – para lo cual sirve el pase – es el saber del sujeto que concierne al partenaire que tiene posibilidad de responder.»

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