Para estrenar el blog, mi traducción de esta conferencia de Lacan, que es la primera de dos sucesivas, acontecidas el 9 y el 10 de marzo de 1960.
Son tiempos del Seminario 7, el de la Ética, tema que se propone en principio como eje para estas charlas, pero se encontrarán otras cuestiones que ya venía trabajando en los años anteriores de su Seminario.
Hablará de su lugar en el psicoanálisis, criticando al mismo tiempo a la psicología contemporánea.
También se abocará a situar algo del carácter decisivo del deseo y del inconsciente freudiano, sobre el cual dirá que lo que le es propio «es ser traducible e incluso allí donde no puede ser traducido, es decir, en un cierto punto radical del síntoma».
Más adelante, habrá ciertos desarrollos en torno al estatuto del significante («el ejemplo más puro del significante es la letra tipográfica»).
Luego, debatirá algunas relaciones del psicoanálisis con la religión y la ciencia.
Finalmente, la última parte de la Conferencia girará alrededor de las meditaciones de Freud sobre la función paterna, desde la creación del complejo de Edipo hasta Moisés y el monoteísmo, pasando por Tótem y Tabú. «La función del padre es la de constituir un punto crucial en la preservación del deseo», dirá luego de este recorrido. Y pondrá, por un lado, al «Padre como lugar y sede de la ley articulada donde se sitúa el deshecho de desviación, de déficit, alrededor del cual se especifica la estructura de la neurosis» y, por otro lado, la incidencia del padre real.
Finalmente, la última parte de la Conferencia girará alrededor de las meditaciones de Freud sobre la función paterna, desde la creación del complejo de Edipo hasta Moisés y el monoteísmo, pasando por Tótem y Tabú. «La función del padre es la de constituir un punto crucial en la preservación del deseo», dirá luego de este recorrido. Y pondrá, por un lado, al «Padre como lugar y sede de la ley articulada donde se sitúa el deshecho de desviación, de déficit, alrededor del cual se especifica la estructura de la neurosis» y, por otro lado, la incidencia del padre real.
Para concluir, bosquejará por qué no inscribe a Freud dentro de la tradición humanista, y dirá que «el destino de Freud es que el psicoanálisis no puede caracterizarse más como el esbozo de la honradez de nuestro tiempo».